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Capítulo 17.

—Ya, deja de agradecer —Jack tomó el bolso que era tendido por Jungkook.

—Quiero demostrar mi amor. No seas malo.

—Deja de hacerlo o voy terminar divorciado y peleado con Jimin —le sacó la lengua.

—No te meterías en una pelea con Jimin.

—Por supuesto que no, tu omega me daría una paliza.

—Te estoy escuchando Jackson —Jimin bajó las escaleras con Junseo enganchado a su mano—. ¿Ya terminaron de coquetear?

El niño soltó la mano de su madre y corrió hasta Jack. Abrazó los muslos del alfa y tiró de su brazo, Jackson lo levantó por debajo de las axilas e hizo que las piernitas de Junseo se envolvieran en su torso.

—No te pongas celoso, cariño —Jungkook bromeó al mismo tiempo que se acercaba para darle un beso al omega.

—Son desagradables, ¿no, Jun? —el alfa rubio golpeteó la nariz del pequeño haciendo una mueca graciosa.

—Desagradables —repitió haciendo una mueca graciosa—. Papi —el niño llamó girándose hacia Jungkook—. ¿Qué es desagradable?

—Mmmh, desagradable es algo muy feo; como los gatos o los chistes de Jack.

—Oye, deja de poner a mi sobrino en mi contra.

—Tú pones a MI hijo en mi contra.

—Oigan niños —Jimin exclamó—. La guardería ya terminó, dejen de pelear. Dios, por qué los alfas son tan idiotas.

—¿Eso fue una afirmación o una pregunta? —Jungkook rio ante la pregunta del otro alfa.

—Mami... dijiste una mala palabra.

—Lo siento, Jun, pero ellos son tan pesados.

—Si mami, pesados.

—¡Ah genial! Saben, no voy a ser maltratado. Vamos Jun, no nos juntemos con ellos.

Jackson juntó el bolso que había dejado en el piso y agarró la pequeña mano del niño. Junseo corrió y dejó besos en la mejilla de Jimin y Jungkook.

—Gracias por cuidarlo, Jack. Te debemos una —Jimin le sonrió amablemente al rubio.

—No me deben nada. Estamos encantados de cuidarlo.

—Chau, bebé —Jungkook chocó los cinco con el pequeño.

—Chau mami, chau papi. Los amo —agitó su manito mientras se dirigían al auto.

—También te amamos.

Después de que el auto del otro alfa saliera por las calles, Jimin se giró hacia Jungkook.

—Aún no entiendo porque querías que Jack cuidara a Junseo.

—Porque tengo planes para ti. Para nosotros juntos.

Jimin frunció el ceño y se acercó a Jungkook. El castaño sujetó las caderas del omega, pegando completamente sus cuerpos, Jimin posicionó sus manos en el cuello de su alfa.

—Hoy estás precioso —Jungkook susurró contra sus labios. El omega sonrió y juntó sus labios con los del ojiazul.

✧✦✧

—¿Ya acabaste? —dijo el omega apenas ingresó a la habitación.

—Esa es una pregunta que puede tener muchas respuestas —Jimin levantó una ceja.

—Tonto —rio—. ¿Terminaste de vestirte?

Jungkook se giró aún prendiendo los últimos botones de su camisa. Jimin estaba parado en el marco de la puerta, con unos pantalones anchos color negro, una camisa del mismo color con algunos detalles en dorado, su cabello caía abundante sobre sus hombros, sus rizos enmarcando su rostro. Los tatuajes de su pecho eran visibles ya que los primeros tres botones de su camisa estaban desabrochados.

—Dios —susurró Jungkook.

—Hola —las mejillas de Jimin se tornaron rojas mientras jugaba con los puños de su camisa—. No sé a donde vamos entonces yo, um, me p-puse esto.

Jungkook se acercó al omega, pegando su nariz al cuello de Jimin. El olor cítrico invadió las fosas nasales del alfa, el ojiazul posicionó su mano en el pectoral derecho del rizado, acarició con sus dedos la piel desnuda mientras dejaba algunos besos en el cuello del contrario.

—Estás hermoso, perfecto.

—Tú también lo estás, jamás te había visto con esas camisas estampadas.

Al contrario de Jimin, el vestuario de Jungkook era mucho más sencillo. Sus piernas estaban cubiertas por un pantalón de vestir color negro, acompañado por una camisa anaranjada con estampado de cuadros, la cual estaba pulcramente abrochada y acomodada dentro de sus pantalones.

Las manos de Jimin se contornearon alrededor de la cintura de Jungkook. Los labios de Jimin se pegaron a los del castaño, sus lenguas chocando y sus dientes mordiendo el labio inferior de Jungkook cuando buscaban cambiar de posición sus cabezas.

—Me encanta que tengas más confianza.

—¿La tengo?

—Nunca habías utilizado ropa así, tampoco me agarras o me besas así. Me gusta.

—Soy casi de tu altura —Jungkook asintió mientras buscaba su celular—. A veces, como omega, me da un poco de vergüenza. Desearía ser un poco más bajo —hizo una mueca.

—Bueno, si te hace sentir mejor a mi no me interesa ni me hace sentir menos alfa que tú seas alto como yo. En realidad me gusta, siempre puedes rodearme con tus brazos y esconderme en tu cuerpo.

—Eres, literalmente, el alfa más diferente y hermoso que he conocido.

Jungkook le sonrió y dejó un pico en su boca antes de entregarle un sobre. Jimin lo tomó y arrugó el ceño hacia el alfa.

—Eso no lo abras hasta que yo te diga. Igual llévalo.

—¿No me vas a decir a dónde vamos? —Jimin comentó mientras guardaba cuidadosamente el sobre dentro de su cartera negra.

—No —negó rotundamente—. Vamos.

Entrelazó sus dedos con los de Jimin y caminaron juntos hasta salir de la casa. Jungkook cerró la entrada con llave y luego se dirigió hasta su auto.

Abrió la puerta de acompañante para que el cuerpo de Jimin pudiera sentarse. Después de acomodarse en su asiento, el alfa decidió arrancar, cruzaron toda la zona céntrica, cada tanto Jungkook giraba su rostro solo para ver como las luces nocturnas de la ciudad acentuaban las —hermosas— facciones de su compañero.

Tomaron una ruta alejada de la urbanización.

Jimin dirigió sus ojos al alfa.

—Si quieres robarme, no creo ser la mejor opción. Es más, yo tendría que robarte a ti —Jungkook soltó una carcajada.

—No voy a robarte nada, cariño.

Una sonrisa estaba plasmada en el rostro de ambos. La mano de Jimin estaba sobre la de Jungkook en la palanca de cambios, su pulgar trazando círculos en los nudillos del alfa.

—Ten esto.

Le tendió un pañuelo estilo bandana de color verde y le hizo una seña para que se lo pusiera sobre sus ojos.

—Sabes, entiendo tu romanticismo, pero si me cubro los ojos y me haces caminar me voy a caer. No hay dudas de eso.

Jungkook solo volvió a reír mientras estacionaba el coche. Jimin jugueteaba con sus manos mientras escuchaba como el alfa salía del auto y revolvía cosas en, suponía él, lo que era el maletero del auto. Su puerta fue abierta, sus piernas salieron y sintió una mano ubicada entre sus omóplatos, el cuerpo de Jimin se apoyó completamente en el tacto del contrario.

—Solo tienes que caminar unos metros más —susurró contra el oído del omega.

—Bien. Bien —respondió en un susurro.

Unos dos minutos después, el caminar de Jungkook se frenó y, por consiguiente, también el de Jimin.

—Bueno —la mano en su espalda desapareció—. Voy a quitarte el pañuelo y yo, em, solo si, eso.

—No estés nervioso. No me va a disgustar nada que hayas hecho tú.

Escuchó el fuerte suspiro de Jungkook a sus espaldas y después unos dedos que se enredaron en su cabello, tirando suavemente del flojo nudo que había realizado en la tela.

—¡Bienvenido! —exclamó nervioso.

Jimin se giró, mirando con sorpresa al castaño. Una sonrisa enorme en sus labios.

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